jueves, 15 de julio de 2010
Encuentro en Jerusalen
Un dìa abandonè el oro del Vaticano,-señor usurpador de los hebreos-para andar por senderos empedrados que me llevaran a descubrir la historia verdadera,en las ruinas de una mezquita disfrutè la noche càlida y la presencia de un duende silencioso fue el mejor manjar de compañìa.
Camino de Jerusalèn encontrè a Jesucristo con una flor
desafiando mi fe y mi melancolìa,
me ofreciò dos piedras y una sola religiòn,
dos lunas y la estrella de Beirut.
Camino de Jerusalèn encontrè el monte de Judea,una paloma y un olivo,
dejè abandonadas mis noches de pecado en la hierba adormecida,
vi multiplicar los panes,los peces y el aceite de los olivos para encender los templos escondidos,
descubrì mi principio en los rìos y en el aire
observando con una nueva luz en la mirada las señales de otras vidas.
Cabalguè por un desierto de palabras
cantando poesìas en una lengua diferente,
descifrando palmo a palmo el destino aun no escrito,
sentì unos labios ya besados por los mìos
y tus ojos negros desnudando mis pupilas.
Te pensè, te imaginè y te encontrè en cada ruta recorrida,
en cada piedra que acariciaba con mis pies descalzos,
en el agua del pozo que me ofreciò la samaritana amiga,
en el aroma de las flores del camino,
en el pensamiento, la ilusiòn y la realidad percibida.
Lejana sensaciòn de incertidumbre
que ha cortado mis alas para no volar hacia ti.
MAKTUB.
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