Diario de Sofìa.

Enero de un dìa cualquiera, del año en que nos conocimos...


Un hombre con ojos de noche sin luna y mirada profunda marca un destino, aparece nuevamente en el tiempo como naturaleza viva del recuerdo , me invita a visitar su castillo para rescatar un sueño pero hoy sòlo tengo matemáticas en la cabeza y me veo presa en una matriz.
Siempre lo he buscado con el pensamiento, tratando de responderme a mi misma un" por què" de incertidumbres en estado de espera , ocupadas o no disponibles por el momento.
Lo he dejado escapar como mis liberaciones de espìritu, debe ser el temor que siento en oir la narrativa en un verso que me escribirà porque se que no existen ambiguedades en sus preguntas ni en sus respuestas.
Desde ayer me està dando vueltas en mi cerebro atolondrado por momentos (como dice mi amiga la bailarina que existe algo fuera de lugar en èl), màs que impulsos elèctricos y quìmica de pasiones entre los dos, algunos kilòmetros de distancia , una pantalla de plasma que pone freno a las emociones, recuerdos que saltan como liebres atolondradas; yo, una oveja perdida en el paraiso, èl cabalgando en su desierto.
Y como mis historietas de fàbulas de Zherezada y mujeres de miradas ardientes con velos de tristeza, me quedè colgada de la nube de fantasìa de siempre, aferrada para que los instantes fueran eternos.
Que harìas tù?,

Sofìa.